domingo, 5 de mayo de 2013

Marica Tapada

Muchos hemos tenido diversas experiencias con personas casadas que no han asimilado su condición sexual o bien sólo la asumen en la intimidad. Para la sociedad siguen siendo los mismos “machos de siempre, padres o hijos ejemplares”.

En varios casos dichos sujetos no quieren admitir su homosexualidad o bisexualidad porque únicamente cumplen un rol activo en el acto sexual, en otros casos por no enfrentar su entorno, llámese hijos, esposa, sociedad, trabajo, etc.

Los hay también “heterosexuales” que niegan su tendencia homosexual pero mantienen relaciones con chicas trans, en estos casos cabe destacar que la mayoría cumple un rol pasivo, o sea disfrutan ser penetrados.

Es muy común navegar por páginas gays y ver en los perfiles “casado, busca sexo casual sin compromiso”, también se los ubica en los saunas, cines pornos, dark rooms o teteras (baños públicos donde se producen encuentros). El anonimato es un gran aliado de estos individuos.

¿Por qué les cuesta tanto vencer esa barrera para salir del closet? A mi entender, aquí interviene una educación tradicionalmente homofóbica,”los putos son desviados, enfermos, se utiliza la palabra puto para insultar o denigrar a una persona. 

En países en apariencias open mind la situación es la misma, el hecho de que se viva en una sociedad abierta, no influye para nada en la decisión de salir del closet.

Creo que debemos poner mucho énfasis en la educación de las nuevas generaciones, tanto en la familia como en la escuela, para así lograr una sociedad más justa e igualitaria. Falta mucho por cambiar, sobre todo porque las iglesias tradicionales aún siguen adoctrinando un modelo de familia compuesto por padre, madre e hijos, no aceptan modelos homoparentales, pero no hay que bajar los brazos, hay que seguir aportando nuestro granito de arena para ayudar a nuestras sociedades a que cada individuo se acepte a sí mismo sin importar su inclinación sexual.

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